Valeria Vega Gomez
Código Moral Masónico
Este Código
moral fue aprobado definitivamente por el Convento de Lausana (Suiza),
desarrollado entre el 6 y el 22 de septiembre de 1875. Para la elaboración de
los trabajos, además de la propia Suiza, se comprometieron los cuerpos
masónicos de Gales (Inglaterra), Bélgica, Escocia, Francia, Italia, Perú, Portugal, Grecia, Hungría y Cuba.
Sin embargo,
Grecia y Escocia se retiraron antes de tiempo, y el documento final fue firmado por los
nueve Supremos Consejos que habían permanecido representados.
Las normas y leyes
Con más o menos variantes, las normas
del Código moral masónico son las siguientes:
· Adora al Gran
Arquitecto del Universo.
· Ama a tu prójimo.
· Haz el bien, y deja
hablar a los hombres.
· El verdadero culto
a Dios consiste en las buenas costumbres.
· Haz el bien, por el
amor al bien mismo.
· Conserva tu alma
pura; que pueda presentarse a toda hora delante de Dios, libre de todo
reproche.
· Ama a los buenos,
compadece a los débiles, huye de los malvados, mas no odies a nadie.
· Háblale
respetuosamente a los grandes, prudentemente a tus iguales, sinceramente a tus
amigos, y con ternura a los pobres.
· No adules jamás a
tu hermano, porque es una traición; y si tu hermano te adula, desconfía que te
corrompa.
· Escucha siempre la
voz de tu conciencia.
· Sé el padre de los
pobres. Cada suspiro que tu dureza les arranque, será una maldición que caerá
sobre tu cabeza.
· Respeta al
extranjero y al viajero, porque su posición les hace sagrados para ti. Cuando a
tu vez seas extranjero, no abuses de esa circunstancia pretendiendo mayores
consideraciones que las de la justicia.
· Evita las disputas
y prevén los insultos, poniendo la razón de por medio.
· Respeta a las
mujeres. Jamás abuses de su debilidad, y muere antes que deshonrarlas.
· Si el Gran
Arquitecto del Universo te da un hijo, dale gracias; pero tiembla por el
depósito que te confía, porque en lo sucesivo, tú serás para ese niño la imagen
de la Divinidad. Haz que hasta los diez años te tema; hasta los veinte, te ame;
y hasta la muerte te respete. Hasta los diez años, sé su maestro; hasta los
veinte, su padre; y hasta la muerte, su amigo. Enséñale ante todo buenos
principios; y después, bellas maneras. Que te deba una doctrina esclarecida,
mejor que una frívola elegancia. Que sea mejor un hombre honrado, que un hombre
hábil.
· Lee y aprovecha; ve
e imita; reflexiona y trabaja. Y que todo redunde en beneficio de tus hermanos,
para tu propia utilidad.
· Sé siempre contento
para todo, con todo y de todo.
· Jamás juzgues
ligeramente las acciones de los hombres. Perdónalas y no las condenes. El Gran
Arquitecto del Universo es el que sondea nuestros corazones. Es él, sólo, quien
puede apreciar su obra.
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